24 oct 2008

La Fama no entra en 44 libras.

Hace unos días estuve hablando con unos amigos – conocidos tan viejos como las primeras bicicletas chinas de los noventas – por acá en estos parajes que están tan lejos de los que nos unió algún día. Ellos, son de esos que han tenido, últimamente, la suerte de estar montados en un avión mas tiempo que el que emplean haciendo colas en la bodega (comparación que nos da la medida de lo mucho que viajan). En ese día recordábamos y reíamos de cuanto nos hubiera gustado, en aquellas fechas, haber tenido la oportunidad de coger un “faster” - definición callejera de montarse en un avión y pisar por primera vez suelo extranjero - Para terminar dándonos cuenta hoy -al cabo del tiempo- yo “afuera” y ellos todavía “adentro”, que la fama no te compra la tranquilidad y, mucho menos, que un avión te desembaraza de la realidad cubana como, nos lucían a nosotros, aquellas orquestas salseras que se vanagloriaban, entre carros extranjeros y pacotilla, de sus status "afortunado" en la tierra del no se puede.
Mis amigos - los afortunados- viven para no perder, por ninguna razón, esta oportunidad de estar haciendo música (olvidemos el tema del gusto) y salir al extranjero a “lucharla”, por que sí, todos en cuba como algún día también lo hicimos nosotros, comparamos el nivel de vida de la persona por la cantidad de veces que puede salir al extranjero sin saber que paradójicamente detrás de estas salidas solo hay un desgaste inimaginable que cabría muy bien en libro surrealista. Estas personas, que no son todos los músicos pero si la gran mayoría, salen con el beneplácito de poder entrar a la isla con algunas “libritas mas” de las permitidas por aduana. Desde que ponen un pie en tierra extraña arrancan a comprar los “encargos” -pedidos hechos a nivel personal- de aquellos que quieren lucir un DVD, un celular nuevo o un monitor plano para la computadora, la vida se les resume en comprar cerrar paquetes y ver cuanto espacio les queda para algo mas que puedan vender, ahí se van las plantas eléctricas, los paquetes de ropa de segunda, las herramientas o hasta un control remoto universal, todo ello en sus 44, 88 o 100 libras, y de ellas a lo mejor solo 5 o 6 de esas libras es usado en algo para ellos mismos o sus familiares. Hay que comprar, esa es la palabra de orden, “esa es la única manera que tenemos de lucharla” como decía uno de ellos, ¿y la música? ¿Y el arte? ¿Son estos los que están poniendo en alto el nombre de la cultura? De verdad que ese barranco interpuesto entre la realidad cubana y lo que pregonan sus defensores se hace cada vez más grande. A estos músicos les importa un comino la cultura o el lugar que esta ocupa, las necesidades son muy grandes para estar perdiendo el tiempo en boberías. Las cuentas son claras, no importa si nos explotan o como lo hacen, los números no fallan: por 9 días en otro país les pagan 30 dólares o euros diarios de dieta, mas nada, no hay dinero por concierto o estimulo, final: 270$. Si pudiste sacar alguna que otra cajita de tabaco y tienes los contactos para venderla mejor todavía pues le sumarás el dinero-tabaco a lo anterior, si no, no importa, ¿cuantos ibas a cobrar en 8 días en cuba? Nada, pero ya tienes 270 asegurados y un mundo de lugares donde comprar los "encarguitos" y ¿con que dinero? Pues bueno súmale a estos 270 las ventas de lo que pudieron vender del último viaje y ahí, como definición filosófica, arranca el famoso círculo vicioso: vendes lo que compraste para tener dinero y poder comprar otras que vas a vender en cuba para poder salir y comprar otras y así sucesivamente. Para ellos, los “merolicos” del arte, alguna que otra migaja de todo esto, entre col y col se pueden comprar sus cositas pero, y según sus palabra, a un costo muy alto, y no perdamos la óptica aun así son los envidiados de muchos que quisieran por 9 días estar en sus pellejos.
He ahí la definición perfecta de fama y consagración al arte en cuba, pues de verdad son unos artistas consagrados que, de la única manera que pueden, luchan, extienden y hasta multiplican sus pagos para ir viviendo. La realidad cubana los ha convertidos en los piratas del siglo XXI. primero: tienen que aliarse al mejor postor, la figura que puede salir, y luego encontrar y memorizar las tiendas de segundas para clavarle un poquito mas a los cubanos que solo conocen de tiendas panamericanas. Ese es el beneficio de ser famosos: poder salir y “no” tener que cortar el equipaje en 44 libras, si no fuera así otro gallo cantaría para ellos y no seria precisamente el de poder respirar aliviados luego de vender bien caro el DVD mas barato pero con mas bombillitos.
A. Valdés

1 comentario:

Anónimo dijo...

Brother, un abrazo, me alegra muchísimo que hayas vuelto y que sigas intentándolo. Asere, qué deprimente, hasta cuándo vamos a seguir en la misma talla. Lo siento mucho, es lo que me ha quedado en el cuerpo después de leer esta mecánica.
Hermano, podrías averiguar qué pasó con Efory Atocha, porqué razón se fue del aire.
Bueno, man, otro abrazo para ti, los niños y la gran Rita.